Adiós papel / Analogías
Aguascalientes, Septiembre 06 (2022).- Estimado lector: en esta ocasión desarrollaré un tema que parece estar tomando relevancia en otras latitudes del mundo. Una tendencia inevitable y hasta cierto punto natural, que va de la mano con los desarrollos tecnológicos de los últimos años. Me refiero a la eliminación del papel como moneda de cambio y la digitalización de pagos en su lugar.
Años atrás leí y observé un documental de la lejana China, nación pujante de Asia que desde esas latitudes ha marcado tendencia en muchos aspectos económicos, financieros y comerciales. Un ejemplo a seguir para muchos países, ahí se gestó desde hace más de un lustro la política de eliminación de la divisa física, en su lugar, los pagos móviles tomaron posición al normalizarse y ser utilizados en el día a día. Así, millones de nacionales transfieren, reciben y pagan desde la rapidez, seguridad y practicidad de su teléfono celular; incluso para dar limosna a un sin techo. Cientos de miles de operaciones bancarias se gestan todos los días en el connotado y lejano, “Sol naciente”.
Europa no se quedó atrás. En específico el norte del continente, los países más desarrollados, los escandinavos: Finlandia, Suecia, Dinamarca, ya mudaron su sistema financiero al digital. El papel está prácticamente extinto, una iniciativa que coincide con la meta de disminución de emisiones que los vehículos a diesel y gasolina solían emitir. En el polo norte es preciso ser amigable con el medio ambiente.
Mientras reflexionaba de esta tendencia, venían a mi mente las ventajas de esta migración de lo análogo a lo digital, el apagón de lo que fue y el paso que se abre a lo que será. A continuación listo algunos de los beneficios:
- Rapidez: en unas fracciones de segundos se realizan pagos en comercios, transferencias entre cuentas de terceros.
- Conveniencia: con reconocimiento facial basta para validar la autorización de toda operación; ya no es necesario recordar contraseñas o seguir pasos burocráticos.
- Seguridad: al realizar las operaciones a través de redes 5G el usuario tiene la confianza de que su movimiento está libre de ataques puesto que no hay intermediarios entre las partes involucradas.
- Medible: Todo movimiento queda validado o rechazado en el acto. Ya no es preciso tener que esperar minutos, horas como solía serlo. Cada operación tiene su resguardo digital para su posterior cotejo y consulta.
- Inmediato: Atrás quedaron las esperas, el dar de alta cuenta y las demoras que esto implicaba. En el mismo momento que se decreta lo que se desea hacer, así es registrada y aplicada.
- Ligero: Al dejar el papel y la moneda de lado, ahora los usuarios no llevan consigo pertenencias de valor que pueden perderse, o robarse. A diferencia de las monedas tradicionales, ahora los recursos tienen un origen único y personalizado, y pueden transferirse solamente mediante la voluntad del ordenante.
Es notorio el salto que representa dicha migración. Es preciso que los usuarios se vayan familiarizando con ello. Las nuevas generaciones no tendrán mayor problema, puesto que crecieron los las nuevas tecnologías, el reto viene para las generaciones pasadas, aquellas que han estado expuestas a las monedas físicas, al intercambio de papel. Para ellos es preciso la educación en la materia, en el procedimiento que tendrán que realizar en pocos años vista.
La democratización digital incluye auditoría fiscal. Con ella será más fácil para las instituciones bancarias y la hacienda pública el rastrear el origen y destino de todo recurso de los contribuyentes. Se acaba la doble contabilidad, la doble moral. También se eliminan o al menos disminuye todo soborno, tanto público como privado. Un verdadero acierto en los países en donde dicha práctica todavía en el siglo XXI sigue imperando.
Tal vez sean unos años, quizás lustros, pero México no será la excepción. Nuestro país terminará sumándose a la tendencia global de pagos digitales.
En cuanto a las divisas, auguro que no serán las criptomonedas las que sirvan de refugio o transacción, sino las monedas que cada banco central emita y pueda controlar. Existirá una moneda digital por divisa, con lotes por serie y respectiva denominación; la diferencia es que en este supuesto el gobierno central de cada país sabrá quién posee qué. No habrá sorpresas, se enciende la luz y se retira toda opacidad pública y privada. Un camino que recién inicia pero que llegará tarde o temprano. Solo el tiempo dará la razón.